Más allá del bibliotecólogo


Por: Gladys Adriana Bello-García

Para explicar la importancia y el papel de las bibliotecas como entes primordiales de cultura de un país, es necesario primero pensar de manera subjetiva lo que significa ser bibliotecólogo. Por esta razón, pretendo de manera sintética analizar el papel de esta disciplina a partir de mi experiencia profesional, para desde adentro entender la importancia de esta labor en la sociedad actual.

Para empezar, vale la pena hacer un recorrido general e identificar las instituciones que comenzaron a formar bibliotecólogos hace algunos años y aquellas que hoy en día imparten esta profesión bajo un currículo debidamente estructurado. A diferencia de lo que muchos podrían pensar, la bibliotecología tuvo su inicio en Colombia desde 1942 con la Escuela de Bibliotecarios de la Biblioteca Nacional y progresivamente se desarrolló en otras instituciones y asociaciones hasta llegar a lo que hoy en día conocemos como Archivística, Ciencias de la Información o Ciencia Documental entre otros. Aunque es una profesión que poco se conoce y que se ha caracterizado por tener un bajo número de estudiantes inscritos a nivel profesional, es una de las carreras con mayor demanda laboral en el país y cuya necesidad se ha ido incrementando no solo a nivel de bibliotecas sino en centros de documentación, archivos y grandes empresas que han manifestado una gran necesidad de manejar, organizar y administrar su documentación e información institucional.

Como en todas las disciplinas del saber, es importante resaltar el papel de la multidisciplinariedad en el desarrollo de la misma, ya que el bibliotecólogo desarrolla procedimientos para organizar todo tipo de información en todas las áreas del conocimiento y en todo tipo de formatos. Asignaturas como calculo, economía, administración, filosofía, tecnología y bases de datos, entre otras, dan un bagaje general de las miles de posibilidades y opciones que se tiene al ser bibliotecólogo para seleccionar, guardar, custodiar y recuperar información.

Más allá de las herramientas de las que disponemos (buscadores, bases de datos, libros electrónicos e internet), es importante destacar el papel del bibliotecólogo como investigador al identificar y acceder a la información precisa (calidad) en el momento adecuado y saber donde ubicarla de acuerdo a las necesidades del usuario. En otras palabras, es ineficiente tener acceso a todo tipo de información si no se distribuye y utiliza adecuadamente.

Adicionalmente a este contexto académico, es importante resaltar el sinnúmero de cualidades y valores agregados en cuanto a la responsabilidad social, ética y compromiso al cumplir con las expectativas y las necesidades del usuario. Pues de la mano de estas, realizamos nuestra labor con eficiencia y mantenemos una actitud de rechazo frente a todo lo que minimice nuestra dignidad profesional y personal, otorgándole a la disciplina un rol fundamental en la creación de un entorno ecuánime y apropiado para el ser humano.

Finalmente, a partir de mi experiencia académica y laboral puedo concluir que el éxito profesional en cualquier disciplina depende, además de lo ya mencionado anteriormente, del gusto por lo que se hace y del amor con que se hace. Es decir, que el primer paso para ser un buen bibliotecólogo es amar la bibliotecología en todo su contexto: académico, laboral y personal, cumpliendo sus funciones de manera integra acompañado de calidad humana cordialidad y una gran sonrisa.

Los invito a leer el articulo “La importancia de la ética en el entorno bibliotecológico” de César Augusto Ramírez Velázquez,  Marisa Rico Bocanegra y Hugo Alberto Figueroa Alcántara que nos puede dar herramientas para crear un espacio en el cual debatir este entorno ético que rodea la bibliotecología.

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